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1883-1926
Jose María Bocabella i Verdaguer, librero, filántropo y creador de la Asociación de Devotos a San José, decide replicar la Santa Casa italiana en Barcelona. Fue tras visitar el santuario de Loreto en Italia.
El arquitecto diocesano, Francisco de Paula del Villar, se ofreció como arquitecto de este templo expiatorio sufragado por las aportaciones de los fieles. Sin embargo, convenció a Bocabella para descartar la opción de replicar el santuario de Loreto y construir un templo neogótico. De acuerdo a las tendencias del momento, tendría planta de cruz latina a tres naves y cripta.
La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882, pero en 1884, Del Villar renunció definitivamente a continuar con la dirección de las obras por diferencias con Bocabella y con su asesor, el arquitecto Joan Martorell. Fue entonces cuando Martorell recomendó a un Gaudí, de apenas 32 años, para continuar con la dirección posterior del proyecto.
Gaudí mantuvo la cripta, que ya estaba empezada, y desarrolló tres portadas y un total de 18 torres: 16 para apóstoles y evangelistas y 2 más altas sobre el cimborrio, dedicadas a la Virgen y a Jesús.
Desde 1883 hasta 1914, Gaudí intercaló la dirección de las obras de la Sagrada Familia con otras obras civiles. A partir de entonces, se dedicó en exclusiva al templo hasta su muerte. En vida solo vio terminadas la cripta, la fachada del Nacimiento y una de las torres, pero siendo consciente de que no la vería finalizada, dejó en la fachada del Nacimiento un ejemplo de cómo imaginaba la basílica. La otra fachada, situada en el crucero, dedicada a la pasión de Jesucristo, fue realizada por el escultor Josep María Subirachs. La de la Gloria, a los pies del templo, está dedicada a la naturaleza gloriosa de Jesús.
En cuanto a la estructura de la basílica, Gaudí continúa parte de los planos planteados por Francisco de Paula, aunque amplía a cinco las naves y desarrolla un innovador sistema de columnas inclinadas inspiradas en los árboles y acabadas en diferentes materiales: en pórfido, las del crucero; en basalto, las que rodean al crucero; en granito a continuación y por último, en piedra de Montjuïc, las de las naves laterales. Además de las columnas, destaca el uso de arcos parabólicos y las bóvedas de perfil parabólicos.
La Sagrada Familia es la obra culmen en la trayectoria de Gaudí: por su ejecución, en paralelo a casi toda su carrera arquitectónica, y también porque reúne el crecimiento artístico, arquitectónico y católico de su creador.