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A todos nos gustan las curiosidades, y aunque se habla y se ha escrito mucho sobre el gran genio de la arquitectura catalana: Antoni Gaudí, hoy nos adentramos en la primera casa que realizó a través de tres ideas clave que no debes perderte si visitas esta primera gran obra de Gaudí: la Casa Vicens.

1. La casa donde la naturaleza se hace arquitectura

Si, en Casa Vicens te va a dar la sensación de estar en un jardín botánico, en real y en figurativo, y es que la naturaleza es una constante en toda la visita a esta casa. El jardín se adentra en el interior de esta casa a modo de decoración en esgrafiados, azulejos, cartón… todas las técnicas artísticas se ponen a disposición del principal tema decorativo: la naturaleza.

Hay además dos ejemplos clarísimos de esta traslación de la naturaleza a la arquitectura. El primero de ellos lo podemos ver en la clavellina o clavel de moro, una flor que Gaudí encontró en el terreno y que transformó en motivo decorativo de los azulejos de la fachada de Casa Vicens.

«Cuando fui a tomar las medidas del solar, estaba totalmente cubierto de unas florecillas amarillas, que son las que adopté como tema ornamental en la cerámica. También encontré una exuberante palma de palmito, las hojas de la cual, fundidas en hierro, llenan la cuadrícula de la verja y de la puerta de entrada a la casa.»

Con estas palabras, Joan Bergós, discípulo y gran amigo de Antoni Gaudí, pone en boca del arquitecto cómo surgió su inspiración a la hora de concebir unos de los motivos más característicos de la Casa Vicens: la cerámica vidriada con claveles y la valla de hierro fundido con el palmito.

Por otro lado vemos la hoja de palmito como elemento principal de la reja de esta primera casa, en cuyas intersecciones se repite de nuevo la clavellina.

Es decir, estamos ante un Gaudí que muestra la naturaleza de una manera clara y directa, aún no vemos una alusión simbólica o abstracta de la naturaleza.

2. La importancia de la luz y el agua

Una de las preocupaciones constantes en la arquitectura de Gaudí es la búsqueda de la mayor luminosidad. En Casa Vicens no fue un tema menor, pero también contempló que a tratarse de una casa de veraneo, tendría que conseguir un ambiente fresco. Por ello el trabajo de la luz y del agua se puede observar ya en un Gaudí joven. En la tribuna situada en la fachada principal de Casa Vicens, el arquitecto dispusó diferentes leyendas en función del sol, en el lado sur: «Sol solet vinam a veurer» (Sol solecito ven a verme) y en el lado norte «Oh, l’ombra d’istiu» (Oh, la sombra de verano).

 

Además, Gaudí consiguió dotar de una gran frescura a este Patrimonio Mundial a través de la colocación de tres puntos de agua, uno situado en la tribuna que podemos ver a día de hoy, un segundo punto que era una fuente octogonal situada en la entrada y en el terreno que hoy ocupa la calle Carolinas y un tercer punto era una gran cascada que se derribó en 1946. Con estos tres puntos y la profusa vegetación del jardín, Gaudí consiguió crear un auténtico oasis para los veranos de finales del XIX.

3. La riqueza ornamental

Es increíble como, con apenas 30 años, Gaudí fue capaz de crear un programa ornamental tan rico en Casa Vicens. Aparte de los motivos decorativos, cabe destacar la técnica con la que se realizaron, desde los azulejos a los hierros, los techos, la marquetería, los techos, las paredes… Una decoración que no deja indiferente, no veremos un cielo raso, veremos cielos con trampantojos.

“Imaginemos una casa, ni grande ni pequeña, una a la que podríamos llamar ordinaria, enriqueciéndola y engrandeciéndola se convertirá en un palacio.” Antoni Gaudí

Hasta aquí te hemos desvelado tres de las principales características de esta primera casa realizada por Gaudí, si quieres seguir descubriendo más sobre Casa Vicens te invitamos a disfrutar de nuestra visita guiada virtual, de la mano de Rubén Momblant.