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Hasta el 31 de octubre la sala-fumador estará semicerrada para realizar los trabajos de recuperación de la policromía original
Pocos meses antes de la apertura de la primera casa de Gaudí al público en el año 2017 se descubrió que el color que recubría las paredes y el techo de una de sus salas más icónicas, la conocida como “el fumador”, ocultaba una policromía diferente.
Detrás de una capa de color crema con toques dorados se ocultaba el original color azul de época de Gaudí. A través de un proceso de calas se reveló que tanto la parte superior de las paredes, decorada con azulejos de cartón piedra, como el sorprendente techo de mocárabes de yeso, presentaban una rica policromía azul de fondo, diferentes tonalidades de verde para las hojas de palmera y dorado para detalles de los relieves. La retirada de toda esa policromía posterior a Gaudí se ha realizado hasta ahora como si se tratase de una operación quirúrgica, muy lentamente con un bisturí y, después de una tarea titánica que duró varios meses en 2017, aún faltaba gran parte de la tonalidad crema por retirar. Desde entonces se han realizado tareas de restauración en esta estancia, siendo la más intensa la realizada en enero de 2019 que permitió recuperar casi en su totalidad la policromía original del techo.
Ahora, la casa-museo ha retomado con firmeza la decisión de continuar con la restauración de las paredes de cartón-piedra, con el objetivo de poder mostrar en el Año Gaudí 2026 (Centenario de la muerte de Antoni Gaudí) la icónica estancia con su característico color azul.
Hasta el 31 de octubre, el equipo de conservación de este Patrimonio Mundial UNESCO, se encuentra trabajando en el análisis de diversas técnicas y productos para remover y eliminar la capa de pintura colocada por la segunda familia propietaria de esta casa. El objetivo es descubrir qué sistema y producto es el más eficaz para avanzar más rápidamente en la recuperación.
En palabras de su director, Emili Masferrer “recuperar la esencia del fumadero es un objetivo vigente desde que abrimos en 2017, la intervención en esta sala es muy compleja no solo por las dimensiones, también por la delicadeza del material, por eso, hasta ahora se han realizado intervenciones en días en los que estamos cerrados al público para no interferir en las visitas, pero en esta ocasión este análisis se realizará, por primera vez, con el museo abierto”.
Singularidad decorativa: azulejos de cartón-piedra
Una de las singularidades y principales dificultades que presenta la restauración de esta estancia, de apenas 10 metros cuadrados de superficie, es el material de la parte alta de las paredes, se trata de azulejos de cartón-piedra, una aplicación decorativa muy innovadora creada por Hermenegildo Miralles (1858-1931) y conocida como “baldosa de imitación” por su aspecto similar a los azulejos de cerámica. Esta técnica se patentó en 1892, siete años después de la finalización de Casa Vicens, por ello, es muy probable que Gaudí y Miralles colaborasen en la concepción de este nuevo tipo de material y que Casa Vicens fuera el sitio para probar su resistencia.
Las baldosas de cartón piedra estaban realizadas mediante varias capas de papel que se unían entre ellas con una prensa hidráulica para aportarles dureza y resistencia. Encima de éstas se disponía el dibujo impreso mediante litografía o fotografía, y, finalmente, una capa de barniz le daba un aspecto brillante y la impermeabilizaba. Este nuevo tipo de baldosa estaba concebido para utilizarse como revestimiento de murales, techos y arrimaderos de interiores. Esta técnica tenía un gran número de ventajas, ya que los materiales eran muy económicos y fáciles de producir, eran muy ligeras para el transporte, y muy fáciles de colocar y mantener. Gracias a todas estas ventajas, además del gran número de motivos ornamentales que podían ofrecer, las baldosas de cartón piedra tuvieron un gran éxito entre los arquitectos y decoradores del momento, se aplicaron por ejemplo en el Hotel Colón de plaza Catalunya o en el Café Torino del paseo de Gràcia, ambos edificios desaparecidos.
Contexto de la sala fumadero
Hablar del fumadero de la Casa Vicens es hablar del gusto por el mundo oriental y el exotismo que se puso de moda en toda Europa en el siglo XIX y que se dejó sentir en todas las manifestaciones artísticas. La fascinación del hombre occidental por lo oriental está fuertemente vinculada al movimiento romántico y asienta sus bases en la política colonial por parte de las potencias europeas. En España, esta política fija su atención en África, y a través de la prensa se divulgaron hábitos, costumbres, indumentarias… de sus habitantes, propiciando el acceso a numerosos grabados y litografías con escenas orientales que ayudaron a cautivar la imaginación del individuo europeo. Del mismo modo, surgen numerosas publicaciones y estudios en torno a ese mundo todavía desconocido.
En este contexto, aparece en la arquitectura doméstica occidental una estancia especial, asociada al consumo de tabaco, con una decoración que demuestra el interés decimonónico y la fascinación por el exotismo y lo lejano, puesto que habitualmente dichos aposentos estarán ornamentados con elementos orientales, para crear un ambiente alusivo a un Oriente romántico idealizado, surgido de la imaginación y la fantasía. Este particular espacio incorporado en los ambientes domésticos —que se conoce en Francia como fumoir y en Inglaterra como smoking-room— tomará el nombre de fumadero, salón árabe, sala turca o gabinete oriental, y se puso de moda en toda Europa en el siglo XIX en las casas de los ricos propietarios. Evidentemente, está estrechamente vinculado al hábito de fumar.
A pesar de que el tabaco llegó a Europa con el descubrimiento del continente americano, no será hasta el siglo XIX cuando se generalice su consumo, importado ahora desde Oriente, de donde tomará los motivos de su imaginario. Fue durante la Revolución Industrial cuando este producto se popularizó, teniendo lugar una producción y una comercialización masiva.
Fumar cigarros era una actividad asociada a la exclusividad, al lujo, al elitismo, aunque las molestias provocadas por el olor de tabaco fueron una preocupación constante durante el siglo XIX, de modo que se planificaba la ventilación de estos espacios en la concepción arquitectónica de la casa. Por este motivo se incorporó al ámbito doméstico una habitación especial para desarrollar esta actividad que tenía que proporcionar otros alicientes más allá de ser un lugar donde retirarse a fumar.
Este espacio, además, representa en el contexto de la arquitectura doméstica del siglo XIX otro ejemplo más de la clara división de los espacios masculinos y femeninos, dado que este espacio tenía un uso fundamentalmente masculino. El fumadero se configura como un lugar privado destinado a los hombres, donde podían solazarse con entera libertad, hablar de negocios, leer, descansar y disfrutar del tabaco, en una atmósfera de confort y con una decoración adecuada para un ambiente masculino, generalmente inspirada en el mundo oriental. En España, la decoración de este aposento se vinculó al estilo arabizante, fuertemente influido por la herencia musulmana.
Sobre Casa Vicens
Casa Vicens es la primera casa realizada por Antoni Gaudí entre 1883 y 1885. Declarada Patrimonio de la Humanidad UNESCO en el año 2005, es la casa-manifiesto donde un joven Gaudí, de apenas treinta años sentó las bases de lo que sería su arquitectura posterior. Ubicada en el barrio de Gràcia de Barcelona, y propiedad de MoraBanc desde 2014, abrió sus puertas al público en noviembre de 2017 tras tres años de restauración y rehabilitación que permitieron a la casa volver a su origen. La destacada rehabilitación llevada a cabo por Martínez Lapeña – Torres Arquitectos y DAW Office ha sido premiada y finalista en diversos premios de arquitectura de todo el mundo (Finalista Premio FAD de Arquitectura 2018, Premio de Rehabilitación en los Premios Lledó Arquitectura 2018, Obra premiada en la XIV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismos 2016-2017, Obra candidata al Premio EU Mies Award 2019 y Obra finalista Premios XI BIAU 2019. Casa Vicens cuenta con el sello Biosphere por su compromiso con la sostenibilidad turística, el sello Safe Tourism otorgado por el Instituto para la Calidad Turística Española y distintivo de Safe Travels respaldado por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.
Valores de Casa Vicens Gaudí
Los valores que mueven Casa Vicens Gaudí son la audacia, la excelencia y la proximidad, valores que marcan las diferentes programaciones que se ofrecen.