La Casa Vicens Gaudí comienza el año restaurando los cuadros de Francesc Torrescassana

13 / 01 / 2023
Arquitectura

Después de cinco años de la apertura al público, Casa Vicens realizará tareas de conservación preventiva en su sala comedor del 9 al 18 de enero de 2023.

La primera casa de Gaudí ha comenzado el año realizando tareas de limpieza, mantenimiento y restauración. Un cierre de diez días para sanear la vegetación de su jardín, hacer una limpieza profunda de todas las instalaciones y, sobre todo, realizar tareas de conservación preventiva en el primer comedor diseñado por Gaudí. En esta estancia se encuentra la colección de 32 pinturas que el promotor de la casa, el señor Manel Vicens i Montaner, tenía en propiedad del autor Francesc Torrescassana i Sellarés (1845-1918). Durante estos días, las obras se han desmontado para someterse a trabajos de conservación.

Estas pinturas al óleo forman parte del mobiliario del comedor que se puede visitar en Casa Vicens y, por tanto, se encuentran expuestas a posibles daños. Por este motivo, dentro del plan de conservación preventiva de la casa museo, se ha priorizado la actuación sobre este conjunto pictórico para evitar degradaciones. Entre las tareas que se están llevando a cabo para reducir la vulnerabilidad de las obras, se encuentra la protección de todos los reversos de los lienzos, mediante planchas de policarbonato alveolar y translúcido que reforzarán la parte trasera de las telas, reduciendo posibles daños accidentales y mantendrán la posibilidad de realizar inspecciones oculares durante los controles periódicos previstos.

Para realizar estas intervenciones, en primer lugar, se han descolgado los cuadros y desmontado de los marcos. Posteriormente se ha realizado la limpieza de los reversos de las telas y de los bastidores y se ha aplicado un producto insecticida preventivo a la madera. Los siguientes pasos serán la colocación de las planchas de protección mediante un sistema reversible, la sujeción de las cuñas al bastidor para evitar su pérdida y el montaje, de nuevo, de todos los cuadros en sus marcos y a continuación en las paredes del comedor.

Además de estas intervenciones, el cuadro de mayores dimensiones que preside el comedor, y que muestra una escena de pesca requerirá de una intervención especial, ya que precisa de un tensado del lienzo, hecho que requerirá el desmontaje de la tela del bastidor, protegiendo la capa pictórica, aplanar la tela, colocar bandas perimetrales para el tensado y, finalmente, clavarla de nuevo en su bastidor, previamente limpio y desinfectado.

En palabras del director de Casa Vicens, Emili Masferrer “cada año cerramos unos días en enero para restaurar en profundidad alguna de las estancias de la casa y en esta ocasión la intervención más prioritaria ha sido la conservación preventiva de la colección de obras de Torrescassana, con el objetivo de legar en las mejores condiciones posibles este Patrimonio Mundial UNESCO a las futuras generaciones”.

El comedor de Casa Vicens

El comedor de Casa Vicens, proyectado por Gaudí como el epicentro de la casa, presenta un exquisito programa decorativo donde se combinan diferentes materiales y técnicas artesanales. Destaca su mobiliario original realizado en madera de limonero, compuesto por un mueble trinchero en la parte central y varios armarios y espejos. El mobiliario fue diseñado por Gaudí para enmarcar una colección de pinturas de temática paisajística, obra del pintor barcelonés Francesc Torrescassana i Sellarés, discípulo de Ramon Martí Alsina, considerado el gran impulsor de la escuela paisajística catalana de la segunda mitad del siglo XIX. Dentro de la colección de cuadros que poseía Manel Vicens, uno de los mayores conjuntos pictóricos que se conservan del artista, destaca la obra “La llegada del pescado” donde Torrescassana muestra una escena costumbrista ambientada en la costa catalana y dos retratos en formato circular de dos hombres desconocidos, retratados con vestimenta de noble. Cuando la Casa Vicens se construyó a finales del XIX, las pinturas que demandaba la burguesía eran los paisajes, las escenas costumbristas y los retratos. Estas pinturas del comedor de Casa Vicens son un fiel retrato del gusto artístico del momento. En el marco del proyecto de restauración y rehabilitación de la Casa Vicens llevado a cabo entre 2015 y 2017, este conjunto pictórico requirió de un profundo proceso de restauración que consistió en la limpieza, consolidación del soporte, fijación de la policromía y retoques de la capa pictórica.

La decoración del comedor se completa con diferentes motivos vegetales, entre los que destacan las hiedras trepadoras de color verde oscuro esgrafiadas en la parte alta de los muros, y los olivos con follaje representados en losetas de cartón piedra sobre casetones cerámicos en el entrevigado del techo. Un insistente uso de motivos vegetales por parte de Gaudí que se repite en todas las estancias de Casa Vicens, a modo de leit motiv, integrando el jardín exterior en el interior de la casa.

Sobre el pintor Francesc Torrescassana i Sellarés (1845-1918)

Fue un pintor catalán, estudió en la Escuela de la Llotja, donde aprendió bajo las órdenes de Ramon Martí i Alsina. Más adelante colaboró en su taller. El propio Alsina le hizo un retrato en 1858, titulado El pintor Francesc Torrescassana. En 1864 llevó una obra a la Exposición de Madrid, hecho que le valió una mención de honor y una pensión en Roma. Visitó también París, donde entró en contacto con los movimientos del momento.

De nuevo en Barcelona, practicó el costumbrismo, el orientalismo y la pintura histórica. Para practicar este estilo, en 1869 fue a Suez, donde pintó varias obras sobre la inauguración del canal, algunas de las cuales recibieron varios premios. Se pueden ver obras suyas en varios museos catalanes, como el MNAC, el Museu de Montserrat, la Biblioteca Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú y la Galeria de Catalans Il·lustres, así como en el Museo de Arte Moderno de Madrid y en el Louvre.

En sus inicios se puede comprobar la clara influencia de su maestro Alsina, enmarcado en el realismo. Con el tiempo su paleta de colores se volvió más suave, y la manera de pintar, más texturada, con influencia del impresionismo. En esta última época también realizó retratos, de entre los cuales el más famoso es el de Miquel Vilaregut, pintado en 1911.