Los misterios del agua en la obra de Gaudí (I)

Más allá de la conocida inspiración e influencia que tiene la vegetación[1] en la obra de Gaudí, un elemento que también está presente en la Casa Vicens y en otros de sus proyectos es el agua. Sin ir más lejos, la canalización y reutilización que encontramos en el Park Güell sería un muy buen ejemplo. Allí, bajo las columnas de la sala hipóstila, se esconde una cisterna que recoge el agua que se filtra a través de ellas y que es la principal fuente de regadío del mismo parque.

Sin embargo, si nos trasladamos a los orígenes de la trayectoria gaudiniana, vemos que había trabajado, como estudiante de la Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona, en el proyecto de la Torre de aguas (1875), la fuente para la plaza de Cataluña (1877) y había colaborado con Fontserè en la cascada y el depósito del Parque de la Ciudadela (1875). Además, encontramos en la Casa Vicens varios espacios que tienen el agua como elemento principal. Uno de los más especiales es el manantial, una fuente que presidía la tribuna del edificio y que incorporaba frescura, movimiento y sonoridad.

Originariamente, esta fuente consistía en un chorro de agua que caía sobre una pila de mármol, pero antes pasaba por una malla de hierro de forma elíptica y con una trama que recordaba una telaraña que permitía formar láminas de agua que, al ser atravesadas por el sol de poniente, descomponían la luz en los siete colores del arco iris y daban frescura al espacio.

Junto a la fuente había unos postigos basculantes con una celosía de formas geométricas de inspiración oriental que, en un principio, permitían regular tanto la entrada de luz como la de circulación de aire. Y es que la tribuna fue concebida como el punto de conexión entre el jardín y el comedor, un espacio de transición entre el interior y el exterior, el cual permitía que la naturaleza del jardín entrara visualmente en el interior de la casa.

Es importante remarcar que la tribuna fue completamente transformada en la ampliación realizada en la casa en 1925[1] cuando esta quedó cerrada, haciendo que perdiera su función original y sus elementos más representativos. Fue entonces cuando la fuente fue desmontada y reubicada en el jardín. Años después, cuando se vendió parte del jardín, un miembro de la familia Herrero Jover la conservó.

Actualmente se ha podido recuperar la original gracias al depósito realizado por el señor Ignacio Herrero Jover y las obras de rehabilitación y restauración, que han permitido recuperar la tribuna tal como Gaudí la proyectó. Gracias a la documentación fotográfica recogida de la época, el equipo de restauración ha reconstruido las partes faltantes del conjunto para dar a la fuente el aspecto original que tenía.

Una curiosidad que nos encontramos durante el proceso de restauración de la fuente es que se descubrió que la columna no estaba perforada; por lo tanto, era imposible que actuara como manantial, como siempre se había imaginado.

¿Cómo funcionaba, pues, esta fuente? La hipótesis planteada es que funcionara como elemento de recogida de aguas pluviales, permitiendo evacuar el agua de la terraza situada justo encima. Por lo tanto, podría ser que el efecto del agua cayendo por la telaraña metálica solo se produjera los días de lluvia.

[1] Artículo post ampliación.


 

[1] Hablamos de ello en este post.

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